miércoles, 16 de junio de 2010

Una poesía sin sombra

Mi prosa no tiene tiempo ni razón de ser, es un juego, el prisma de mis pensamientos, donde estallan todas las emociones y las licuo con recuerdos, historias y de vez en cuando con formas de ver/entender la vida.

Pocas veces sentí tan intensamente como escribo, de lo contrario ya me hubieran dado por occiso, no soy tan desafortunado ni tan afortunado en el amor, que es por lo general el tema más recurrente en todo mi vida, siempre está de ronda; he llegado a intuir que es imposible huirle por siempre.

Me intriga tanto el tema, porque provoca dependiendo el individuo (sea hombre o mujer) reacciones tan diversas. Se han gastado cualquier tipo de cosas en esta batalla sentimental, donde al final siempre hay un final... hasta que la muerte los separe.

Que es lo que nos mueve por el amor, la felicidad o la seguridad, la calidez o el miedo a la soledad, la supervivencia de la especie. Todos los anteriores creo que son correctos y un sin fin de razones más como pueden ser la locura, la obsesión, el deseo, el odio... que raro suena todo esto, que todos los sentimientos converjan en el amor. Mi poesía por lo tanto se basa muchas veces en eso, en mi tal vez pobre y escueta manera de ver el amor, o para otros mi manera razonable de ver el amor, no se contestar eso por mi propia cuenta, seria injusto no dejarlo en tela de duda.

Lo que si he aprendido es que mientras más profundas son las palabras es porque el grado de intensidad de la idea/amor es mayor, por lo tanto si alguien lee y siente cursi mi poesía o algo locuaz mi prosa no me sentiré incomodo, porque es tan subjetivo como puede ser amar.





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